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miércoles, 27 de junio de 2007

Camariere

El suceso bien merece el calificativo de ma non troppo de los camareros, colectivo de sempre aldraxado. Pero ahora que tenemos pistas para confirmar que la Revolución va por buen camino. No hay que magnificar el detalle intranscendente que el colectivo viva de vender alcohol. Quizá por eso mismo el Estado ha pensado que en ellos radican los más celosos guardianes -casi como el perro de Argos, con sus cien ojos- del orden y la compostura. Ellos obedecen órdenes. La culpa de no es de ellos. La culpa es del jefe. Ellos se limitan a cumplir órdenes. La verdadera culpa es de los borrachos que no paran hasta que caen de culo!!. Sin control ninguno. La gente bebe sin límite, sin moderación. Esto yo ya lo oí cuando llegaron las drogas. Yo tenía 18 pero ya de aquellas la gente de bien decía:

No hay que pasarse.

Pero todos conocíamos algun nota que se pasaba. Primero pensamos que por chulería pero realmente vimos que estábamos equivocados cuando la fueron espichando. Los clásicos dirían que fueron cayendo como flores fulminadas por el rayo, retorciéndose sodre si mismas. Entonces se habló de que eran enfermos. Que la droga (y para mi el alcohol es una droga) es adictiva y al final está la muerte. El tema no es de coña. Perdí a amigos que quería con locura. Por eso me gustaria que me tomaran en serio. Se lo pido por favor. Aunque solo sea por una vez.


Ahora los camareros se convertirán en linces. Los Cuerpos de Seguridad del Estado los entrenaran. Obtendrán entrenamiento para detectar la gente que vaya puesta de coca. Cuando lo detecten nel de nel. No habrá una última cerveza. Podrán empujarlo fuera del local y no se considerará delito que se esnuque contra la acera. Lo cual no deja de ser un homenaje al Derecho Medieval. Porca miseria!. Empezamos el periplo de la paulatina supresión de las libertades individuales en aras de las libertades sociales. Hasta el filósofo J A Marina dijo que habría que reprender públicamente a los que andan borrachos. Ya le vale. A mi esto me tiene tufillo de Tribunal de Orden público -pero hombre, no le da a ud verguenza?- y esto viene a cuento de que los que provocan accidentes yendo peneques son considerados infractores de la ley y me parece justo. Estoy de acuerdo en que se tipifique de homicidio involuntario. Pero de ahí a que se generalice.



Altaricemos de una puta vez al espía Orwell. Todos sus desbarres -es broma- se están cumpliendo uno por uno al pié de la letra - véase el gran hermano- Pero esto es un cambalache. Sobre todo para mí que recuerdo al Lupi, noombre de estudiante del Sr Blanco, berrando en el Campo Castillo, en tiempos de Tierno que él ahora podía fumar un peta (o canuto) y que nadie le tenía que decir nada. Aquella noche me hice drogadicto. Molaba. Y ahora lo prohiben. Con el alcohol tres cuartos de lo mismo. Las Concejalías de Juventud repasan el pasado con el objetivo de tener pretexto para, desde el Concello, animar al macrobotellón. Y repito beber es adictivo. Y después sale el Concejal de Sanidad diciendo que el alcohol es malo.


Ahora asistiremos a elegantes desfiles de tíos con pajarita y en lugar de armas bandejas presentadas. El Estado les encargó solucionar un problema. Desde los tiempos de la República romana -Cinccinatto- al Estado le encanta esto. Es democratizador, sobre todo si lo hacen por servir a la patria -léase sin cobrar-. Opino modestamente que a estas importantes -y preocupantes- cuestiones no se les está dando la respuesta más adecuada. En el tema de la drogas -y en otros- lo inteligente es mirar disimuladamente para otro lado. Y los hombres públicos hacen eso muy bien.

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