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viernes, 3 de octubre de 2008

A Crise; definitivo y derradeiro acercamiento científico.(I)

Si hay algunha cousa da que todo dios fala pero sin ter nin puta, esa cousa ten que ser a crise. Todo quisque ten tan claro o seu orixe como as súas futuras consecuencias. Ata fala e sentencia a jerarquía eclesiástica, "esto é un castigo". Anída que te podo denunciar por revelar datos que sólo confiren a miña vida íntima, é certo que eu non rematei o ciclo na School for Economics pero eso foi debido... a que os mestres me tiñan manía, igualiño ca Conquer. Sí, xa sei que soa un pouco peregrino pero como adoitan decir os políticos non espliquei ben o meu mensaxe ante eles. Non me entenderon. Pero quén é Conquer?. Y todo esto expongo a la luz pública consciente que nado contracorriente, pues es sabido que no hay cosa que guste más al ser humano que hablar sin conocimiento de causa, que es una manera fina de decir que no tienen ni puta aidía.

Farto por tanto de los comentarios de gente no perita en el discurso económico publico el siguiene texto confirmado, mediante firma roborada, por los diez últimos Premios Nóbel de Economía. Pois nos vemos xeralmente para chatear. No se vayan a creer que son muy estirados, pues suelen coincidir en lo que sabía y decía mi padre: si ún vai a feira con un peso e volta con seis pesetas ganou, pola contra si ven con catro pesetas perdeu. I eso é axiomático. Eles reducen o tema a iso. Algún -que seguro hay- dirá que eso é simplista.

Contrariamente a lo que pudiera parecer –bote pronto- no me refiero a taxistas eruditos-especialistas, conferenciantes varios que improvisan en bares y tabernas, subidos o no a los bocois. Me refiero A LOS OTROS: ministros circunspectos, -o embobados?-, catedráticos en el arte de encherse a expensas del penitente, en el cual nos solemos reconvertir todos, presidentes de grandes corporaciones bancarias, que dan a la perfección la imagen de que nunca rompieron un plato, lo cual es valor que cotiza en Bolsa. Uno los ve y entiende que han de ser honrados. Potentes y honestiores, añadiría yo.

Voy a tratar de conversaciones -fuara le muori- sesudas. Conversaciones donde se afirmaba en el 2002 el desatre inexorable de lo que iba a significar la entrada del euro, que se veían seriamente rebatidos por gentes casuales generalmente empleados de banca, o también intermediarios financieros a los que tanto gusta ser llamados banqueros, pese a ser conscientes de lo inexacto del término. A mín, ser preclaro, había algo que me chocaba;

1 € = 166.386 pesetas
1 € = 1 marco alemán

Y Ánsar, que mandaba de aquellas, decía que todos los colegas-presidentes le preguntaban qué hacía, para conseguir tan sorprendentes datos tanto macro como micro económicos. Como se ve no hemos mejorado mucho, ahora estamos en la Champions de la economía, y somos los mejores! -como le gusta exclamar al presi-. Y le llamo así porque sólo faltan, en este cuento, la TIA, el profesor Bacterio, y Mortadelo y Filemón.

Y la gente decía que los precios y los salarios se iban a unificar. Corrieron interesados ríos de tinta sobre una equiparación por arriba del nivel de vida con los otros europeos que siempre son los ricos. Íbamos a ser ipso facto teutones, de un día para otro. Estamos en el siglo XXI. Por fín, todos íbamos a vivir en Jauja, la añorada Jauja. Era un carnaval o unas saturnales verídicas, para creer. Una gran borrachera que, como no, tendría su correspondiente resaca, u no ?

Asistí personalmente a históricas escenas donde jóvenes pagaban un café con 50 € y alucinaban con la pasta que les devolvían en el cambio, olvidando que ellos habían entregado un billete de valor superior. Alguno escribió en algún sitio que la peseta era historia (Fukuyama tampoco se quedó corto diciendo consignas de este tipo). Y que, por tanto 0,30 cm. de € no era nada: peccatta minutta, la cual recojerla era mal síntoma, te convertías en algo arrastrao, pringao. Por ende: barriobajero y marginal. Yo nunca entendí esta relación con el caminar de los reptiles, que dicen que pueden ser nuestros abuelos. Hablar de menos de 1 € fue a partir de aquel histórico momento de climax, perdió todo sentido. El desmadre arrolló. Os vinte pesos (100pts) ata entón canon económico pasaron a ser automáticamente 1 € (160.386 pts), 500 pts 5 € (800 ptas), 1000 ptas 10 € (1600 ptas) y los billetes de 5000 pts pasaron a ser 50 € (8000 ptas). Y NADIE PARECÍA DISPUESTO A PAGAR LA DIFERENCIA, que algunos decían absorberá el mercado. Y acusaban a los que no comulgaban con tamaña piedra de molino de escèpticos y pesimistas. Los gobernantes felicitaban dos días después de la medida la buena aceptación que habia tenido. No te jode, ni que dieran a elegir. Lo muy europeos que eramos todos. Para ellos el sarao europeo les iba bien. Aún no era el momento que Irlanda nos mandara a nosotros y a nuestra Constitución a tomar por culo -aunque se atiborrara de Fondos de Cohesión ...y Francia también, (en su caso nos mandó a la merde). Con lo dados que son los franchutes a constitucionalizar. Por lo que no se entiende que los dejara fríos eso de la Constitución Europea. Con iso non tragamos parece que dijeran. Aqui se aprobó tras una amplia campaña de publicidad centrada en figuras del deporte. Economista o Sociólogo ninguno. Para qué?. Por algo hoy la desde la distancia a la luna a la altura de las pirámides se da en campos de fútbol. Nembargante los entusiastas -Zapatero, Merkel seguían a lo suyo proclamando aquello de ¡dadme albricias hijas de Eva! como la conocida cancion del s XVI con la que obtuve junto al Coro Universitario títulos y reconocimidentos, pero, de qué rayos estaba hablando?

3 comentarios:

  1. Tu hai ragione,la crisi c'è, perche' questa è l'Europa delle banche,non delle persone.Dell'euro che ha devastato tutti.Dei ricchi che diventeranno sempre piu ricchi,ma i poveri moriranno ancora.Cio Eugenio
    Un saluto dall'Italia.

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  2. Perche' non crei una lista di blog amici per lo scambio link?Cosi rimaniamo piu in contatto.Eugenio

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  3. Crisis, ¿what crisis? que diria Supertramp
    En fin, yo por si acaso, que las crisis son como las meigas, me he pasado el fin de semana en Zurich, hablando con mi banquero de confianza y recontando avariciosamente mi fortuna, producto de tantos y tantos sobornos y trapicheos varios.

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