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lunes, 18 de julio de 2011

18 de Julio de 1936




El 18 de julio de 1936 Conchita Cabarcos tenía tres años. Era, por tanto feliz. Constataba en cada gesto que había nacido en una casa de buena gente, agricultores por cuenta propia, los "que dejaban la política para los políticos". Pero realmente era otra la causa que le obligaba al patriarca Don Ramón Cabarcos a mantener tal postura. Tenía que alimentar 9 boquitas. Enzarzarse en discusiones políticas podía ser un riesgo. Eran tiempos de riesgo; al mayor de los hermanos, de nombre también Ramón casi lo pasean por quitarle la novia a uno. El bando es lo menos, en ambos se cometieron barbaridades, pero no hay que olvidar que todo empezó en una sublevación de militares traidores.

Pero vuelvo con Conchita, que era la más pequeña, la última que levantaban, como ahora. La seguimos dejando hasta las 11.30- 12 y no es por la perguiza. Han pasado 75 años, pero ella, en la cama sigue mostrando una expresión de felicidad infinita, como una niña...aunque la fueran avisar al colegio de que tenía que ir con las vacas. Conchita siempre entendió que, en la familia, cada miembro tiene que aportar su granito de arena. Siempre fue optimista, de voluntad. La niña que más quiero, mi madre.

En temprana edad se acostumbró a la rutina, casi ceremoniosa, de pintar en las ventanas de la buhardilla una cruz blanca, para que no los bombardearan. Aunque esto ella no lo entendía muy bien, pero le llamaba la atención.

Vendrían años duros, de hambre. Aunque en el campo nunca se pasó hambre, según mantenían. Nuestro abuelo llegó a triturar habas y amasarlas para poner en la mesa algo que pareciera pan. Más preocupante era en las ciudades, donde algunos hicieron capital vendiendo ratas, que cazaban y la gente comía.

Algún episodio bélico, como cuando unos escaparon y fueron corriendo, campo a través hacia el río. Tratando de cruzarlo muchos se ahogaron. Y lo peor es que estas ánimas en pena después se aparecían por los caminos, sobre todo a los niñ@s.

También se podría recordar el 18 de Julio del 396 aC, cuando unos galos senones, irrumpieron en las puertas de Roma, con su caudillo Brenno al frente, pero de esto no me acuerdo, lo leí. Conchita insistió en que yo invirtiera 5 años de mi vida en leer y atender a las narraciones de algunos maestros, para que me desarrollara intelectualmente. Y esto adquiere más valor si cabe cuando nos enteramos que ella no pudo terminar la primaria. Menciono exclusivamente el dato como homenaje a una que en 1936 tenía 3 años. No hace falta que repita su nombre.

Ahora la vamos a levantar.

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