Especulación filosòfica – premisa-
sobre tres discursos: el del Rey, el de Ana Botella (no nos dicen si
vacía o llena) y el de Dolores Cospedal.
El discurso de Juan Carlos I nos
certifica que los tiempos monárquicos son cosa del pasado. Huelen a
casas vacías, deshabitadas, donde ya hace siglos que no reside
nadie. Un miembro de la familia Borbón permanece imputada en la
trama de evasores de Gao Ping, y eso es una evidencia. Hay por tanto
constancia de que una de la familia escogida por Dios para gobernar
los destinos de España robaba. Y está pendiente de resolución el
escabroso asunto Urdanga. Sé que suena mal, pero que creemos que es
el “primun inter pares”?. Es algo parecido a “capo
dei capi”. El discurso del Rey suena a conjunto
vacío, reverbera, produce eco. Suele reducirse a una enumeración
de buenas intenciones, propósitos generales de hacer el bien....
pero se queda ahí. Fiel al discurso de Maquiavelo, no nos habla de
lo que tendría que hablar. No discuto que los que llevarán meses
redactándolo fueron los primeros en sus promociones: valen mucho,
localizan certeramente los males, pero se abstienen de sugerir
remedios. Si preguntamos qué les pareció El discurso de el Rey,
todo el mundo pensará en la película sobre Jorge VI. El monarca se
está fraguando y consolidando ya solamente entre los miles de
infantes que todos los años aspiran a resultar premiados por una
redacción sobre el monarca. Eso lo respeto, pero yo ya soy mayor. Me
da igual la “mise n scene” o
el que abriera un canal en you
tube.
La monarquía no es de este tiempo, aunque quiera parecerlo. Y lo
digo con repeto.
Con
más respeto que el que me merecen “las imitadoras del PP”. Ana
Botella, esa esfinge rodeada de boato turronero, que no consigue
disipar las sospechas que caen sobre su gestión en el tema Madrid
Arena. De ser uno de los progenitores afectados, siempre dije que me
volvería loco por las surrealistas conclusiones de las comisiones
encargadas de clarificar el desastre. La esfinge Ana Botella que al
tiempo que proclama que “nunca volverá a pasar algo así” está
autorizando otra macrofiesta en la que se podría perfectamente
“repetir algo así”. Su cara es de hormigón armado, como la de
tod@s l@s de la
clase política. Mienten con clase, eso sí, son estudiados. Todo lo
entendemos cuando recordamos que es la mujer de Aznar, otro flautista
de Hamelin.
La otra es la hortera de Dolores Cospedal, intrépida vendedora de
los productos de la huerta castellano-manchega. Está denunciada por
una agencia de detectives que ella insinuó que los seguían. Manía
persecutoria??.
Estas dos las pongo por el tema de que si considero caduca a la
Monarquía, no tengo palabras para los que juegan a parecerlo. Bueno,
quizà sí: bufones.
Feliz año para todos.
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